"Javi y la Tierra" (cuento)
- Victoria Criado
- 21 abr 2020
- 8 Min. de lectura
-Abuelo… ¿me contás una historia?
-Claro, Javi, vení, sentate acá conmigo. ¿Sobre qué te gustaría escuchar hoy?
- ¡Contame sobre la Tierra!
-¿Sobre la Tierra? ¿En serio?
-Sí, por favor, abuelo. ¡Quiero saber más sobre ella! ¿Vos viviste ahí, no?
- Sí, yo viví ahí… pero fue hace muchos años… veamos que me acuerdo.
Javi se acomodó al lado de su abuelo en el pequeño banco que había en todas las cabinas particulares, en el poco espacio libre que quedaba entre la puerta y la mesa. Muy entusiasmado y con los ojos bien abiertos, prestando total atención a su querido abuelo, escuchó lo que él le contaba:
“Siempre digo que la Tierra era un lugar tan hermoso como extraño. Lleno de tantos seres raros y bellos, de todas las formas, tamaños y colores que se te podrían ocurrir. Tan compleja, tan cambiante… tan especial. La combinación perfecta de elementos y fenómenos para que surgiera la vida.
Imaginate esto: al principio de todo, cuando la Tierra se formó, ni siquiera había agua en ella, tan esencial para la existencia de la vida. Nuestro antiguo planeta no era más que una bola de roca hirviente.”
-Wow, ¿en serio? Pero siempre me han dicho que era un lugar muy agradable, lleno de árboles y animales, y cubierto en su mayor parte por agua… ¿o no?
- Sí, sí. Pero la Tierra tiene miles de millones de años de antigüedad. Fueron necesarios muchos cambios, muchos procesos, algunos de ellos que por sí mismos duraron millones de años, para que la Tierra tuviese el aspecto del que vos hablás. Pasó por bombardeos de meteoritos, se congeló y convirtió en una bola de nieve gigante, se volvió a calentar, surgieron y se extinguieron montones de formas de vida, hubo explosiones en su superficie de roca fundida y calor que venían empujados desde el centro mismo del planeta, se movieron y chocaron placas bajo la superficie, emergieron enormes cadenas de montañas, y muchísimos otros fenómenos, antes de que la vida como la conocí, e incluso los mismos humanos, se desarrollaran. Nuestra historia, la de la humanidad, es casi insignificante en comparación con la de la Tierra misma. Lo cual no evitó, claro está, lo que le causamos a nuestro hermoso planeta.
Pero no nos vayamos por las ramas. Volviendo a lo que te estaba contando… las primeras células con vida, que surgieron debajo de los océanos millones de años después de la formación del planeta, nunca hubiesen existido sin una compleja combinación de factores que se dieron de manera justa y precisa para que aparecieran, y no hubiesen evolucionado a las muchas especies que yo conocí sin todos los procesos que vinieron luego. Se necesitaron las condiciones exactas, la temperatura, la humedad, la concentración justa de determinados gases sobre el suelo o bajo el agua, la luz solar precisa, para que cada forma de vida se desarrollara. Por ejemplo, si el proceso de fotosíntesis (alguna vez te hablaron de él, ¿verdad?) no se hubiera desarrollado, nunca habría podido existir tal variedad de seres vivos. Has oído hablar de la capa de ozono ¿no? Cómo debes saber, sin ella, la mayoría de las especies no hubiesen podido vivir, pues nos protegía de las radiaciones peligrosas del Sol y contribuía a mantener estable la temperatura en la superficie.
La Tierra es una maravilla, porque es el único planeta que conocemos en el que se desarrolló tal cantidad y variedad de vida. Pero no fue por casualidad, ni surgió de la nada. Como te decía, fue un proceso de millones de años.
-Eso es increíble, abuelo. Sin embargo, me sigo preguntando cómo es posible que nuestro antiguo hogar haya saltado de ser una esfera de roca fundida, pasando por una bola de nieve y llegado a ser el planeta azul y verde de las fotografías. Y como ahora tiene ese aspecto… tan triste, tan…muerto.
-Bueno, verás… quizás esto te ayude a entenderlo un poco mejor: todo lo que ocurre en cualquiera de las capas de la Tierra afecta a las demás. Algo que pasaba debajo del suelo, supongamos, la emisión de roca líquida y gases en un lugar de planeta, modificaba a la atmósfera, y, a su vez a los lugares donde vivían los seres vivos, pudiendo, por ejemplo, causar su muerte.
- ¿Explosiones de roca fundida y gases? ¡Eso es maravilloso!- exclamó Javi.
- ¡Y muy peligroso, también!- agregó el abuelo riendo. Y luego prosiguió con su relato:
“La Tierra es un sistema en constante cambio y evolución, que, por supuesto, además está influido por lo que ocurre en el espacio exterior. Por ejemplo, la gravedad de la Luna tiene un papel esencial en el movimiento del océano y en los fenómenos atmosféricos.”
-Eso es fascinante. Pero, abuelo, ya te estás yendo por las ramas de nuevo… contame más sobre la vida en la Tierra. ¿Había muchos animales?
-Sí, había gran cantidad de animales. Vivían en la tierra o en el agua, e incluso los podías ver surcando el cielo. A pesar de que la vida está en constante evolución, a algunos de ellos, junto a ciertos organismos microscópicos y plantas, se los podía encontrar muy parecidos a como habían sido cientos de millones de años atrás. ¡Parecía imposible, no habían cambiado casi nada!
-¡Increíble!
-¡Claro que sí! Pero acá viene lo mejor: ¿sabías que, en realidad, la cantidad de especies que conocíamos los humanos no eran ni la mitad de las que realmente existían? Algunos pensaban que solo habíamos descubierto menos del 15% de todas las formas de vida de nuestro planeta.
-¿En serio? ¡Eso es impresionante! ¡La Tierra entonces estaba llena de misterios! Wow abuelo, como me hubiese gustado conocerla…
-Te habría encantado…-murmuró el abuelo con tristeza.
-Y… ¿cómo era vivir allí? Para alguien como nosotros, me refiero.
-Bueno… cuando yo era niño todo era muy hermoso. Viví en uno de los últimos lugares con aire limpio, rodeado de árboles. Recuerdo salir a pasear descalzo, sentir la hierba bajo mis pies, subir las laderas de los cerros corriendo y parar en los arroyos para recuperar energías y refrescarme. El cielo aún se podía ver de un azul claro, más hermoso de lo que te puedas imaginar, y un viento suavecito me traía el aroma delicioso de las flores que crecían en todas partes y de todos los colores y cubrían los valles de rojo, amarillo, celeste… Yo me sentaba a descansar y veía al mundo que se extendía a mis pies, tan bello, tan misterioso… Era muy distinto a aquí.-le contó el abuelo. Su expresión se había vuelto rara, cómo recordando una época muy lejana, ese sentimiento anhelante de desear volver a aquellos tiempos. Pero Javi, en su entusiasmo de niño, no lo notó.
-¿Cerros? ¿Colinas? ¿Valles? ¿Qué es eso abuelo?
-Son las estructuras que se fueron formando sobre la superficie terrestre durante todos esos millones de años desde el nacimiento de nuestro planeta, gracias a los movimientos provocados por la energía interna de la Tierra, las transformaciones sobre el relieve producidas por el movimiento de las masas de agua líquida y hielo, y la acción de los fenómenos atmosféricos. Las montañas y cerros eran enormes elevaciones de tierra que había en muchos puntos del planeta, y los valles el espacio que quedaba entre ellas, por donde solían fluir cursos de agua: los ríos y arroyos.
- Y dale con esa palabra rara.
-¿Qué palabra rara?
-Fenómenos atmosféricos, o algo así. Ya la dijiste como mil veces. ¿Qué es eso?
-Bueno… eran la lluvia, el viento, los relámpagos… se producían en la atmósfera, por eso el nombre. Sí sabes qué es la atmósfera, ¿verdad?
Javi seguía mirándolo sin entender una palabra.
- Sí abuelo, es la capa de gases que rodea a la Tierra, o algo así. Me lo enseñó mi maestra. Pero… ¿lluvias? ¿De meteoritos querés decir? ¿Y relámpagos? ¿Qué es eso?
-No, no lluvia de meteoritos, Javi. La lluvia era el agua que se evaporaba en la Tierra, formaba nubes (esas cosas blancas que ves en las fotos de nuestro antiguo planeta) y luego volvía a caer en forma líquida a la superficie. Y los relámpagos eran descargas eléctricas que se producían en la atmósfera.
-¡Wooow! ¡Entonces las nubes eran como duchas gigantes!
-Algo así -dijo el abuelo riendo, divertido por la comparación.
-Todo eso es increíble, abuelo -Javi de repente se puso muy serio. Aunque tenía muchas preguntas (podría haber estado días enteros escuchando al abuelo hablar sobre su antiguo hogar), había una que necesitaba que le respondieran con urgencia.- Pero…hay algo que no entiendo del todo, y nadie me quiere explicar bien. Si la Tierra era tan maravillosa… ¿por qué tuvimos que irnos?
El abuelo suspiró con tristeza, sabiendo lo que venía a continuación.
“Bueno, Javi… Cómo te dije, la Tierra es un sistema dinámico, en constante cambio, y que mantiene un delicado equilibrio. Lo que pasó es que, cuando la humanidad comenzó a desarrollarse, produjo modificaciones muy graves en ese sistema. Arrasaron con los árboles, cubrieron los océanos y cursos de agua con basura, emitieron toneladas de gases tóxicos a la atmósfera, y, aunque se dieron cuenta de lo que iba a pasar, no frenaron, sino que, al contrario, siguieron adelante, sin pausa, y cuando al fin comprendieron lo que habían hecho, ya era muy tarde. Así, aceleraron terriblemente un proceso de cambio que se estaba dando de forma gradual y generaron el aumento de la temperatura en la superficie terrestre. Los océanos subieron de nivel y los desastres naturales fueron cada vez más violentos. El aire era imposible de respirar, los animales y plantas, que ya venían desapareciendo, se terminaron de extinguir, y poco a poco nuestro planeta se volvió inhabitable. Por eso tuvimos que marcharnos.”
Los ojos de Javi se llenaron de lágrimas.
-P-pero… eso no es justo- murmuró haciendo un puchero.-Yo quería conocer la Tierra en la que vos viviste…- agregó, paseando la mirada a su alrededor, por las paredes de metal con ventanas pequeñas que daban a una negrura infinita, solo interrumpida por los puntitos de luz de las estrellas.
-Ya sé, Javi, ya sé. Lo siento mucho. No sé qué decirte…
Se quedaron un rato en silencio, en un ambiente de tristeza y frustración, mientras Javi asimilaba lo que acababa de escuchar.
-Abuelo… ¿creés que algún día la Tierra se va a recuperar?
-No te lo puedo decir con seguridad, Javi. Pero la Tierra está en constante cambio. Quizás nunca vuelva a ser como yo la conocí, pero tal vez dentro de cien, mil o un millón de años (¿quién sabe?), se den las condiciones necesarias para que la vida vuelva a desarrollarse y diversificarse. Quizás los humanos hayamos sobrevivido y podamos volver, o tal vez ya nunca vuelva a ser habitable para nosotros. Lo que sí sé, es que espero que si algún día logramos regresar, o, en vez de eso, encontramos otro planeta al que habitar, esta vez sí sepamos cuidarlo y valorarlo, como debe hacerse con el sitio que a uno le sirve de hogar y que tantas cosas le ofrece. Que entendamos que nuestras acciones sí tienen consecuencias, y que debemos dejar nuestro egoísmo de lado y aprender a pensar en los demás, y en los que vendrán después de nosotros.
- Yo también lo espero, abuelo. Ojalá la humanidad lo hubiese comprendido antes. Así no tendríamos que estar encerrados en esta caja de metal, orbitando la Tierra por siempre, pero sin poder regresar jamás.
-Sí… ojalá…
Separándose de su abuelo, Javi se acercó a la ventana y se quedó ahí, mirando en silencio, imaginándose como se vería desde allí el planeta si los humanos se hubiesen dado cuenta a tiempo de que debían cambiar su manera de actuar, y pensado en todos los que, como él, vendrían después. Si tan solo las cosas hubieran sucedido de forma diferente… Estaba seguro que, de haber vivido él en la Tierra, la hubiera cuidado y amado un montón.
“Ojalá...”, pensó.
Fin.
Autora: Victoria Criado
Hermosa historia!!! hay que aprender y saber escuchar a nuestros ancestros!! pura sabiduría!!